A medida que los estados alivian sus bloqueos, las barras de los bares están emergiendo como zonas fértiles para el coronavirus.

Crean un cóctel peligroso de espacios estrechos, adultos jóvenes sin miedo a enfermarse y, en algunos casos, propietarios que no imponen límites al número de clientes y reglas de distanciamiento social.

Las autoridades de salud pública han identificado los bares como el lugar de los brotes en Louisiana, Florida, Idaho y Wyoming.

El fin de semana del 20 de junio, Texas suspendió las licencias de venta de alcohol en 17 bares después que agentes encubiertos observaran que las multitudes se burlaban de las reglas de salud pública que requerían que los clientes mantuvieran una distancia segura entre sí y limitaran la ocupación de las tabernas.

Adriana Megas vio que HandleBar Houston estaba tan abarrotado cuando fue dos semanas atrás que decidió irse. “No contaban quién entraba y salía”, dijo Megas, de 38 años, estudiante de enfermería. “Nadie llevaba máscaras. Como si COVID no existiera”.

Los propietarios de HandleBar Houston, uno de los bares con licencia suspendida, no respondieron al pedido de comentarios. Megas dijo que ella y sus amigas pasaron por otros cinco bares repletos camino a casa. “La calle estaba locamente concurrida”, dijo. “Cada barra estaba llena”.

En Boise, Idaho, al menos 152 personas han sido diagnosticadas con COVID-19 en casos que las autoridades de salud vinculan con personas que visitaron bares y clubes sin saber que estaban infectadas.

El lunes 22 de junio, el Distrito Central de Salud, que supervisa cuatro condados, volvió a cerrar bares y clubes nocturnos en el condado de Boise Ada.

Las barras están hechas a medida para la propagación del virus, con música fuerte y charlas a los gritos. El alcohol también puede impedir que se sigan las reglas para prevenir el contagio.

“La gente casi no quiere distancia social”, dijo el doctor Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad de la Salud de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. “Van a beber alcohol, que es un lubricante social. Hablarán en voz alta, y si tienen un discurso enérgico, eso generará más gotas”.

Además, el acto mismo de beber es incompatible con el uso de una máscara, una forma básica de limitar la propagación de la infección. Y expertos en salud pública dicen que muchos clientes son adultos jóvenes que pueden pensar que son inmunes al coronavirus.

Sin duda, es menos letal para ellos: menos del 4% de los adultos de 20 años con COVID-19 estuvieron internados, en comparación con el 22% de los de 60, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Solo 1 de cada 1,000 pacientes con COVID-19 en sus 20 muere a causa del virus.

No obstante, a medida que se abren bares y otros lugares públicos, aumentan las tasas de infección en los adultos más jóvenes y los bares son un vector particularmente peligroso. Varios brotes se han rastreado en bares a los que van universitarios.

En Baton Rouge, Louisiana, las autoridades sanitarias han recibido informes de más de 100 casos de pruebas para COVID-19 positivas relacionadas con visitas a bares y empleados de bares en Tigerland, un barrio frecuentado por estudiantes de la Universidad Estatal de Louisiana.

Reggie Chatman, graduado de LSU de 23 años y periodista deportivo en una estación de televisión de Baton Rouge, dijo que estaba sorprendido de lo abarrotados que estaban los bares de Tigerland cuando pasó el fin de semana del 20.

“Parecía un fin de semana de fútbol. Fue increíble solo ver a tanta gente caminando”, dijo. “Cada barra estaba llena. No parecía que realmente estuvieran limitando la entrada. No vi ninguna máscara”.

Jason Nay, gerente general de Fred, uno de esos bares, dijo que el lugar cerró dos días la semana pasada para testear a todos los empleados después que tres resultaran positivos para COVID. El negocio reabrió el viernes por la noche, pero solo tuvo cinco clientes.

“Esto te muestra cuántas personas saben lo que está pasando”, dijo. “Ni siquiera los estudiantes que pensaban que eran invencibles se sintieron cómodos saliendo”. Agregó que Fred comenzará a tomar la temperatura de los clientes y entregará máscaras desechables.

Nay, de 37 años, dijo que creía que la mayoría de los estudiantes habían estado socializando activamente durante meses con amigos en sus casas. “No creo que hayan cambiado nada hasta hace poco, y creo que la razón principal por la que cambiaron es porque sus padres les reclamaron”, dijo.

Hay alrededor de 43,000 bares en el país. Como muchos estados les han permitido reabrir, las autoridades han promulgado varias medidas para mitigar las posibilidades de infección.

A principios de este mes, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, permitió que los bares se abrieran a media capacidad con distanciamiento social. La semana del 22 advirtió que los infractores corren el riesgo de perder sus licencias de bebidas alcohólicas.

En Texas, el gobernador Greg Abbott decretó que los bares deben limitar el servicio en interiores a la mitad de su ocupación legal, tener mesas para 10 personas o menos y exigir un distanciamiento de 6 pies entre los grupos.

“Hay ciertos condados en los que la mayoría de las personas que dieron positivo son menores de 30 años, y esto generalmente es producto de haber estado en bares”, dijo Abbott en una conferencia de prensa.

El fin de semana del 20 de junio, inspectores encubiertos de la Comisión de Bebidas Alcohólicas de Texas visitaron casi 600 bares y restaurantes en las principales áreas urbanas. La comisión publicó en Twitter videos de dos bares y una fotografía de un tercero, todas mostrando a clientes de pie hombro con hombro y charlando cara a cara.

A esos bares y a otros 14 se les suspendieron sus permisos de venta de licor por 30 días, con la amenaza de una suspensión de 60 si había una nueva violación.

En su página de Facebook, uno de los bares sancionados por la comisión, BARge 295 en Seabrook, cerca de Houston, que ha estado promocionando su música en vivo, asados ​​de cerdo y un concurso de bikini, dijo que apelaría la acción.

“Todos en el país son conscientes de la situación y tienen la capacidad de pensar por sí mismos y decidir cuándo y dónde quieren interactuar socialmente”, dijo el bar en una serie de publicaciones.

Otros propietarios de bares han encontrado los mandatos manejables. Greg Barrineau, propietario de varios bares en el área de San Antonio, dijo que reorganizó mesas y taburetes para cumplir con los requisitos del estado.

“Las pautas no son tan difíciles de seguir”, dijo. Si bien el estado no requiere máscaras, dijo que el oficial administrativo del condado y el alcalde decidieron multar a las empresas si los clientes no las usaban, y la mayoría de los clientes las usan.

“Entras, te sientas y te quitas la máscara”, dijo Barrineau, y agregó que no estaba seguro de cuán grande es la diferencia. “Si estuvieran esperando en la fila afuera y en el baño, las tendrían puestas”.

J. C. Díaz, presidente de la American Nightlife Association, que representa a bares y clubes dijo que ha sido más difícil para los bares imponer el uso de máscaras porque ha sido un tema muy politizado.

“El problema ahora es que las personas no adhieren a las medidas de mitigación”, dijo. “Estamos haciendo lo que podemos para prevenir la propagación de COVID, pero si eres alguien imprudente, que no te preocupas por la salud de los demás, no deberías estar fuera”.

Las máscaras solas no pueden resolver el problema, dijo el doctor Ray Niaura, presidente interino del departamento de epidemiología de la Escuela de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York.

El riesgo de contagio es imposible de eliminar en los bares, especialmente porque muchas personas infectadas son asintomáticas. “Incluso si separas las mesas, seguirás teniendo grupos de personas juntas”, dijo.

Megas, la estudiante de enfermería, dijo que las multitudes no la han disuadido de regresar a los bares de Houston a pesar de la continua propagación del coronavirus. “Hay una pequeña parte de mí que dice, ‘bueno, mejor contraerlo ahora, mientras no estoy en la escuela’”.

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