Los estados y ciudades de todo el país están imponiendo toques de queda en bares y restaurantes para limitar la propagación de Covid-19.

En Massachusetts, los restaurantes deben dejar de servir a las 9:30 pm. Nueva York, Ohio y un número creciente de estados han establecido las 10 pm como el último llamado para las cenas en interiores.

En Oklahoma, los bares y restaurantes pueden mantener las rondas hasta las 11 pm. En Virginia, el alcohol debe estar fuera de las mesas a las 10 pm, pero los restaurantes pueden permanecer abiertos hasta la medianoche.

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Con brotes de coronavirus originándose en bares y restaurantes, los toques de queda están siendo adoptados no solo por los funcionarios, sino también por muchos propietarios de estos establecimientos, que los ven como una mejor alternativa al cierre total.

“Creo que las cosas deben ajustarse un poco”, dijo David López, gerente general del restaurante Manny’s en Kansas City, Missouri, y presidente entrante de la asociación de restaurantes de la ciudad. El alcalde Quinton Lucas impuso un toque de queda a partir de las 10pm, que entró en vigencia el viernes 4 de diciembre.

“Cuando cierras a las 10 pm, estás limitando una buena del parte del tiempo en el que la gente está parada sin máscara”, dijo López. “Cada hora que pasa y estás parado en el mismo espacio, te vuelves más susceptible a contraer el virus”.

Junto con los informes anecdóticos de que a medida que avanza la noche, al grupo de comensales mayores que respetan las reglas los reemplazan clientes más jóvenes, más desafiantes y, a menudo, más ebrios, ha habido algunas pruebas empíricas para justificar los toques de queda.

En Minnesota, las autoridades de salud pública encontraron que entre las personas que dieron positivo para Covid-19 y habían visitado un restaurante, las que habían llegado al lugar después de las 9 pm tenían el doble de probabilidades de ser parte de un grupo afectado por un brote.

¿Funcionan los toques de queda?

Para algunos epidemiólogos, establecer estos límites de horarios ignora el hecho de que el coronavirus no obedece a los toques de queda. Pero respaldan cualquier herramienta que ayude a frenar la propagación.

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“Es una medida a medias, o menos, pero eso es mejor que nada”, dijo Raymond Niaura, presidente interino del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Global de la Universidad de Nueva York.

En Minnesota, del el 1 de junio al 16 de noviembre, las autoridades de salud pública rastrearon 190 brotes, que involucraron a 3,201 personas infectadas, cuyo origen fueron en restaurantes y bares. Eso representó el 46% de los brotes en entornos públicos. Las bodas quedaron en segundo lugar, con 107 brotes (14%), seguidas de eventos deportivos (11%), gimnasios (11%), reuniones sociales (9%), iglesias (4%) y funerales (3%). En total, hubo 4,145 casos únicos de todos estos tipos de reuniones de las 250,000 infecciones que Minnesota ha registrado desde el comienzo de la pandemia.

El beneficio de los toques de queda puede provenir no principalmente de apuntar a las “aves nocturnas”, sino de reducir el número de clientes en restaurantes y bares. “Su efecto es reducir la cantidad de tiempo que las personas se reúnen”, dijo Stephen Kissler, investigador de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, de Harvard.

En una entrevista con KHN, el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, expresó una gran preocupación por las comidas en interiores dada la agresiva propagación de Covid-19. Fauci no hizo distinciones en la hora del día.

“Si estamos en la zona caliente como estamos ahora, donde hay tantas infecciones alrededor, me sentiría bastante incómodo incluso estando en un restaurante, particularmente si estuviera lleno”, dijo.

Para aquellas personas que van a bares y restaurantes, los toques de queda brindan una protección adicional, agregó Fauci. “Si miras lo que pasa al llegar la noche, la gente toma unos tragos, se relaja un poco, si tene máscara puede quitársela, bajan la guardia”, dijo.

Cepas en restaurantes

Los toques de queda y los cierres son frustrantes para muchos dueños de restaurantes y tabernas que ya enfrentaron una ronda de cierres en la primavera, y han estado imponiendo las reglas del uso de máscaras y distanciamiento, y desinfectando agresivamente sus mesas y baños.

“No tuvimos brotes durante el tiempo que estuvimos abiertos”, dijo Sean Kenyon, propietario de tres restaurantes y bares en Denver. “Sabíamos que habría una segunda ola, pero pensamos que la sociedad estaría mejor equipada e informada para enfrentarla”.

Kenyon dijo que los que van al bar a la noche son solo un problema para los establecimientos que no hacen cumplir estrictamente las reglas, lo que, agregó, requiere esfuerzos, por los clientes que no quieren usar máscaras cuando entran.

Los dueños de restaurantes argumentan que las infecciones transmitidas a través de sus establecimientos se ven eclipsadas en número por las transmisiones que ocurren en otros lugares de reunión. “En Minnesota, es un pequeño porcentaje proveniente de restaurantes y bares si miras el rastreo de contactos”, dijo David Benowitz, director de operaciones de Craft & Crew, que tiene cinco locales en las Ciudades Gemelas y sus alrededores.

Los toques de queda no solo se han impuesto en los Estados Unidos. En Canadá, se ordenó a los restaurantes y clubes nocturnos de Saskatchewan que dejaran de servir alcohol a las 10 pm a partir del 16 de noviembre. Italia ordenó que los restaurantes de las regiones con los brotes más intensos de coronavirus cerraran a las 6 pm.

Troy Reding, dueño de tres restaurantes en Minnesota, dijo que el simple anuncio de un toque de queda, hecho por el gobernador a principios de mes, frenó la cantidad de clientes que iban a su restaurante a cualquier hora. “Cuando se anunció el toque de queda, las ventas se desplomaron”, dijo. “Se volvió muy real que salir y cenar no era lo más seguro”.

Con toques de queda y cierres, los restaurantes ya están pensando en la primavera, comidas al aire libre y para llevar. No obstante, sufrirán un golpe económico. Benowitz dijo que debe suspender a 140 empleados, de su fuerza laboral de 200.

“Estamos cambiando constantemente”, dijo Benowitz. “Si no tienes la versatilidad para cambiar en este entorno, entonces no podrás tener éxito”.

La editora jefa de KHN, Elisabeth Rosenthal, colaboró con esta historia.

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